Dentro de un reloj de arena vive el hombre del tiempo. El hombre del tiempo siempre espera sentado en la esfera inferior a que la arena caiga y cubra todo cuanto conoce, porque el hombre del tiempo no conoce más mundo que aquella esfera de cristal y los granos de arena que lo van enterrando lentamente. El hombre del tiempo sueña con que los días no sean días, y se amplifiquen en mares y océanos azules para así romper la rutina que lo sepulta. Desea que los hombres cuelguen los relojes, como en una caza de brujas, sobre altas cruces y los quemen. Que el sol salga deprisa, y otros tarde por pereza. El hombre del tiempo, cuando la arena cubre su cadera y mientras el resto de granos golpean como granizo su cabeza, sueña con un lugar donde las horas se parecen al fruto de la higuera, o una vía láctea, brillante y eterna. El hombre del tiempo tiene sueños cortos, por miedo a que los segundos le aplasten el final de uno en el que alguien le rescata. Cuando la arena cubre la cara del hombre del tiempo, y solo quedan visibles sus ojos y su blanca frente, como un cartel publicitario, el hombre del tiempo sueña fundirse con el cristal del reloj de arena, y se imagina espejo de sus propios sueños, y se refleja en sueño de sus propios versos. Entonces la arena cubre completamente el cuerpo del hombre del tiempo, ha pasado una hora, el último grano de arena cae y el reloj gira como el que se da cuenta de un error. El hombre del tiempo se precipita de golpe sobre una esfera vacía, unos primeros granos comienzan a caer sobre su cabeza y el hombre del tiempo comienza a soñar con que los días no sean días y se amplifiquen en mares y océanos azules.....
Cuba libre
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Viajar para Cuba é como realizar uma ideia longínqua, uma possibilidade, um
«talvez um dia». No entanto, a chegada a este país insular e tudo o que
passa a...
Hace 9 años
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