sábado, julio 11
Cosas que escribí sin pensar una noche que llegué a las 2:03
Si abuso del drama es porque así lo requerían mis palabras, y si me falta un apice de talento lo compenso con una pizca de mentiras y una bofetada y una sonrisa.
Creí en el amor como el que lanza un zarpazo al viento, esperando arañar el aire, o abrirse camino a traves de una herida.
la soledad es un guiño.
la melancolía un soplo, o una cometa.
el invierno es madrid, y los besos
bancos de peces que se ahogan.
todo lo que no pude escribir permanece visible a la claridad de las sombras.
ahora la mitad de las personas creen haber hallado el camino, la otra mitad se encargaron de construirlo, pero nadie vio el puente alzandose sobre sus cabezas.
miradas de papel de alumnio, envolviendolo todo.
bocas desesperadas por clavar los dientes.
la musica de mi corazón llegando al estribillo.
los ojos secos de llorarlas,
demasiadas cosas que contar para tan pocos oidos.
domingo, mayo 24
Incertidumbres
Imagino la soledad como un manto de hojas secas que han caido de los arboles, buscando un sitio. Por eso no me duele, porque es un mudar la piel, mis costumbres caen secas sobre el camino mientras otros frutos nuevos van forjandose dentro, esperando florecer. Mientras llegan historias, chicas con las que aprender a no ser uno mismo, y es agradable, como un sueño o una ironia, nivelar balanzas colocando a un lado el corazón y al otro los gemidos.
Y yo sigo esperando más allá de mis sueños.
La semana pasada me confundí de fecha, de hora y de lugar, así empiezan todos mis secretos. Luego es un caminar perdido sin rumbo, maldiciendo mi orientación, invadido por esa emoción de no saber que vendrá. Supongo que me pierdo a proposito, para no conocer todas las piedras del camino.
Y mientras yo sigo esperando.. más allá de mis sueños.
Y mientras viviendo la increible paradoja de esperar. Por que nos lamentamos del paso del tiempo, pero nos angustiamos en las esperas. Es estúpido y es ahí cuando mis miedos fluyen, cuando la ciudad se resquebraja como un puzzle, en la incertidumbre. Es por eso que una llamada, un abrazo o un hasta luego cortan mi vientre con la precisión de un bisturí, y me da miedo pensar, y deseo ser una momia o un secreto, y nace sobre mi boca un pájaro. Es cierto que tengo miedo a desaparecer de vuestros recuerdos.
Pero mientras yo sigo esperando, ya despierto… aun más allá de mis sueños.
Pero esto ni es un blog, ni tiene dueño.
martes, mayo 12
Gracias
Poco puedo decir ante todos los que habéis dejado comentarios o habéis leido durante este tiempo mis pensamientos salvo un tipico pero sincero GRACIAS.
Sois, cada día, mi pequeña ración de esperanza.
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lunes, mayo 11
Game over
Y así, camino siempre perseguido en todas partes por un letrero luminoso que parece decirme Game Over, y yo sin embargo me empeñó en terminar la partida, echando más monedas en vez de quedarme en la barra simplemente saboreando la ultima caña.
Aun quedan unos pocos meses antes de macharme pero ya me saben los dientes a maletas, y el vientre a despedidas. Hasta puedo ver como se alejan hacia el horizonte unos enormes camiones de mudanza llevandose una gran parte de mi y unos muebles con libros de Hesse y Cortazar.
No digo que allí, o allá, me vaya a ir mejor, ni que los bares pongan la cerveza más fría, solo siento que en este lugar se me han acabado las oportunidades, y las que llegan, parecen una fotocopia de la anterior, un reflejo vago que llega repitiendose, un eco de una historia ya vivida y terminada, la misma sensación alcanzandome una y otra vez, y aunque no es mala, ya la conozco y yo busco algo distino, bastante diferente diria yo.
Se que siempre me quejo de un lugar que me ha dado mas de lo que merecía y esperaba. Bebí de los labios de mis imposibles, me acuné en las barras de bares que nunca cerraban, encontré los mejores amigos y aprendí a morder debajo de otras sabanas. Ok gracias, pero se terminó la partida, y ahora me espera a lo lejos un lugar donde conocerme primero a mi, luego a ese viento que me susurraba y al que no comprendía, para terminar arrojando a la hoguera todas esas mentiras con las que me excusaba y las veces que no me atreví a decir lo siento o quedate conmigo tan solo un minuto más.
Y en aquel lugar, que no es Finlandia, recordaré Madrid entre sonrisas, como si mirara el marco de un cuadro o una postal antigua.
La noche de mi partida nacerán nuevos dioses a los que quejarse.
Un abrazo colgando de mis costillas.
Una sombra de luz.
Pero esto no es un blog, es un corazonada.
jueves, abril 30
La globalización de las almas
Entrar en internet y ver una nube que se escapa,
verde y roja,
se llama ana.
"Sonhamos pedaços de tudo e de nada.
Porque o Mestre do Sonho, que é astuto, vai fazer passar o slide quando tudo o que queremos é dormir." (Blog: http://memoria-elefante.blogspot.com/)
Entrar en internet y dejarme bañar por las olas,
tambien verde y rojas, de una bandera Italiana,
donde Valentina nos contaba:
"(...) Sono pura massa, non sono altro che figure scolpite in un ammasso di carne. Non sono nulla più di umani impagliati. Non puoi toccarli, sarebbe la fine di una magia, romperesti un incantesimo, qualcosa di catastrofico si abbatterebbe su di te e su di loro. (Blog: http://aspettandoilsignorkairos.wordpress.com/)
Y el portugués y el italiano se enredan en mi boca,
como peces,
y me suben por la espalda,
como una caricia lejana.
Y me siento italiano, y portugués, y mis corazones , todos se arrojan hacia la distancia,
derriban la Torre de Babel que nos separaba,
y es posible que haya un Dios que ante la insolencia de nuestras emociones
construya una nueva torre como venganza.
Estaremos listos, y yo, llevaré siempre conmigo esas palabras, portuguesas o italianas,
como una espada.
Lecciones de Filosofia II
Mi madre (a mi sobrino) : ¡Vamos Yeray! ¿has preparado tus cosas?
Yeray: No
Mi madre: Pues corre prepara tu mochilita que nos vamos
(Yeray coge su mochila vacia, y en un minuto, la llena de cochecitos de juguete)
Yeray: Ya está. ¡Vamos!
martes, abril 28
Días de niebla y desafortunadas incidencias
En mitad de una niebla, quieto, expectante. Así me siento.
Fue en estos últimos días, rodeado de ¡desafortunadas incidencias!, donde volví, como hace años, a clamar al cielo, lanzando venganzas y retos a dioses que nunca tuvieron la educación de presentarse. Y es que estos días, no solo tuve que soportar la enorme mochila de la burocracia, papel tras papel, y encima me faltaban, papel tras papel, acabé firmando sentencias. Sino que también, en estos últimos días, perdí mi portátil. Primero falló, luego se quejó a través de una leve chispita, para más tarde decirme adiós, dejándome solo, con lo que eso conlleva; escribir de día, entre extraños, abandonar la cueva, buscar otras madrigueras. Y escribir en ordenador ajeno es como ordeñar una vaca por primera vez, o besar un cuerpo con el que otro acaba de haberse acostado, no me gusta, no me sale, casi no llego.
En medio de una niebla, espesa, segura de si misma. No puedo hacer nada salvo esperar que un ligero soplo de aire fresco aclare mis paisajes. En medio de una niebla espesa, sin saber lo que tengo delante, así me siento. Y me rodean edificios, enorme edificios con ventanas, personas y cosas, coches y cosas, cosas y cosas, pero yo no las veo.
No digo que esté triste. La tristeza es para los que no supieron como llenar los huecos con otras emociones, yo no estoy triste, estoy; tocado, como los barquitos.
Y me encuentro de nuevo en medio de la noche, sin saber que hacer. Ya no puedo acostarme, cansado de escribir, de compartir conversaciones amigas, de sentir la historia de una película como mía. Ahora, simplemente, me acuesto, y han vuelto como antiguos compañeros de colegio, los insomnios y las duermevelas.
Pero me gustan, mi cuerpo se tumba, boca arriba, en medio de una oscuridad casi palpable, el techo desaparece ofreciéndome el camino hacia una inmensidad negra, el pecho se abre, los ojos, no valen nada.
Entonces comienzan a ofrecerse ante mí, como fotogramas, las emociones que el día haya podido entregarme. Si fue un día triste, corazones negros con anchas alas sobrevuelan mis sabanas, yo trato de reprenderlos, de pedir perdón, esconder las vergüenzas, pero ellos me atacan y me recuerdan todos mis errores, y me falta el aire, y se llevan entre lágrimas mis pisadas y mis distancias. Pero si el día es alegre, si los recuerdos vienen a mí acompañados de un ejercito de sonrisas, entonces aparecen pequeñas luces verdes y naranjas que chocan entre si en un festival de luces y música que tiran de mi espíritu hacia arriba como un cohete sin destino concreto, y mis costillas se convierten en el puerto de un pequeño barco de papel sin capitán ni marineros, que sueño conquistar, el sólo, el ancho océano.
Los insomnios me saben a leche, a recuerdos, a sabanas como abrazos. Parece que la noche es un dios inmortal y que nadie se salva, pues, es sabido, que todos nos hacemos pequeños al alejarnos en la distancia.
En medio de una niebla, gris y áspera, así me siento.
Pero esto no es un blog, es un secreto.
miércoles, abril 22
Carta del viejo escritor que se coló dentro de mi e intenta enseñarme a escribir
Hace milenios escribí las páginas más bellas de mi corta existencia sentado a la sombra del templo de Marduk en Babilonia. Me adueñé del alma de un viejo escriba y, entre sus entrañas, di forma a los versos de una de las más antiguas epopeyas. Y ahora, me veo aquí, en pleno siglo XXI, tratando de exprimir el talento de un joven azotado por los sentimientos, engañado por la razón, otra más de las manzanas del arbol que no se decidió a caer por esperar a que lo recogieran.
No puedo quejarme. En este chico puedo ver el alma danzarina de un juglar, cantando al viento sus historias, molestando al mundo con sus pasiones, aun a riesgo de recibir tomatazos, como si sus versos fueran una ensalada.
En él puedo recordar los dedos nerviosos de aquellos alumnos a los que Nietszche arrancó la venda que cubría sus ojos. Hasta la observación de Pausanias, aquella mirada abrazando cada objeto, la descubro también en las pupilas hambrientas de este a quien he poseído.
Sus historias nacen de un canto de sirena. ¡Pobre tonto! Se cree un Ulises, pero cuando las escucha, se lanza en su búsqueda como cualquiera de los marineros que no regresaron a Ítaca. Trato de reconducir esa idea hacia lo más profundo de su alma, donde puedo moldearla y evitar que, finalmente, choque contra las rocas. Pero ha chocado tantas veces contra ellas, que su boca ya sabe a sal y sus sueños son piedras.
No es su época. Ni probablemente la mía. Atrás quedó la época en que los profesores nos recordaban que para ser escritor no hace falta haber publicado una obra, sino el instinto de no poder dejar de escribir.
Mi chico tiene los defectos de los escritores románticos. Mira hacia el horizonte como esperando encontrar las palabras posadas sobre una nube o el cuello de una muchacha. Pero las palabras, todas, se agolpan en el interior, aguardando. La viscosidad de un Cronopio, el vientre de Nadja, el color de las calles de Comala. Es difícil hacérselo ver a una mirada que pretende abarcar infinitos, olvidándose de que en lo particular pueden hallarse también universos.
Es mi labor la de reconducir sus dedos hacia la palabra exacta, como un dardo apuntando hacia el océano.
Pero escribe con el corazón como si ese maldito órgano bombeador de sangre guardara las frases que se necesitan para elevar hacia lo mas alto un cuento, y es mentira.
Y se pregunta sobre el bien y sobre el mal, y se araña como los existencialistas o las peluqueras.
No puedo hacerle entender que hay caminos, ásperos como los de Lautremont, o ciegos, como el final de una poesía, y que en cualquiera de ellos puede encontrar sus mejores historias, sus personajes o el hogar en el estomago de una ballena.
¿Solo son personajes? ¡No! ¡No lo son! Son parte ahora de ese grupo de gente que una vez cruzo por su vida. Forman parte de él y se cruzan con el resto de personajes reales como en un laberinto de seres donde cuesta distinguir cuales son imaginarios y cuales nacieron para compartir con él turno en la panadería.
Es mi labor guiarle, como Lázaro, a través de este camino. Y aunque aprende, y lucha, y grita, aun sigue cogiendo las rosas por el lado de las espinas. Quizás me quede un tiempo, quizás valga la pena esperar a que un día pueda escribir algo para él, y en una lagrima llena de palabras nos despidamos sin despedidas.
lunes, abril 20
Sobre la eternidad de las canciones
20 Abril
La noche espera.
Hoy hace ocho años que me tatué la partitura de música en el brazo izquierdo. Ya no era un brazo, se convirtió en mi brazo y nunca me he arrepentido. Recuerdo como aquellos amigos con los que compartía sonrisas en mi primera ciudad se sorprendieron cuando me los hice, Piensa que es para toda la vida, señalaban. Luego en el pueblo, aquellos a los que hacia tanto que no veía y a los que hace tanto que no he vuelto a ver, también me miraban entre la fascinación y la prudencia, Mira que son para toda la vida, ¿lo has pensado bien?. Pasaron los años y muchos amigos me fueron comentando lo mismo. Pero con el tiempo me di cuenta, que nadie se acercaba y me decía, Hola, seré tu amigo, piensa que soy para toda la vida. ¿estas seguro?. Porque sabían y conocían, porque el amor es temporal, porque el viento se lleva a la gente y porque ocho años después... la canción y el tatuaje... continúan, pero ellos no.
Por eso, cuando me aniquila el pensamiento de que la amistad se marcha, mientras que las canciones son inmortales, el corazón se me llena de tinta, las manos sufren stock de abrazos y las noches se secan. Aun así no siento miedo, me reconozco en cada sonrisa de cada amigo, de cada amiga.
Con ellos aprendí que la vida es un vuelo con escalas.
Entonces miro de nuevo la partitura, parece que todos hubieran tocado también aquellas notas, como un blues al anochecer, aullando como lobos a la luna. No fue solo un momento el que compartimos sino un grito unánime que se extenderá por los ecos de la eternidad. Existe la posibilidad de que fuéramos felices y no nos dimos cuenta.
Y así dentro de ocho años miraré de nuevo la partitura, y entre aquellas notas, recordaré la música de todas las personas que pasaron por mi vida, aunque algunos fueran unos auténticos idiotas.
Me es difícil imaginar un mundo sin mi.
Pero esto no es un blog, es una herida.
domingo, abril 19
El hombre del tiempo
Dentro de un reloj de arena vive el hombre del tiempo. El hombre del tiempo siempre espera sentado en la esfera inferior a que la arena caiga y cubra todo cuanto conoce, porque el hombre del tiempo no conoce más mundo que aquella esfera de cristal y los granos de arena que lo van enterrando lentamente. El hombre del tiempo sueña con que los días no sean días, y se amplifiquen en mares y océanos azules para así romper la rutina que lo sepulta. Desea que los hombres cuelguen los relojes, como en una caza de brujas, sobre altas cruces y los quemen. Que el sol salga deprisa, y otros tarde por pereza. El hombre del tiempo, cuando la arena cubre su cadera y mientras el resto de granos golpean como granizo su cabeza, sueña con un lugar donde las horas se parecen al fruto de la higuera, o una vía láctea, brillante y eterna. El hombre del tiempo tiene sueños cortos, por miedo a que los segundos le aplasten el final de uno en el que alguien le rescata. Cuando la arena cubre la cara del hombre del tiempo, y solo quedan visibles sus ojos y su blanca frente, como un cartel publicitario, el hombre del tiempo sueña fundirse con el cristal del reloj de arena, y se imagina espejo de sus propios sueños, y se refleja en sueño de sus propios versos. Entonces la arena cubre completamente el cuerpo del hombre del tiempo, ha pasado una hora, el último grano de arena cae y el reloj gira como el que se da cuenta de un error. El hombre del tiempo se precipita de golpe sobre una esfera vacía, unos primeros granos comienzan a caer sobre su cabeza y el hombre del tiempo comienza a soñar con que los días no sean días y se amplifiquen en mares y océanos azules.....